México Lindo y Querido.

Tierra de contrastes, de color, de cultura, de olor, de sabor, de música, de arte… Mexico porque lo tienes todo y siempre dejas con ganas de más.
Donde se juntan los océanos cristalinos, las tierras áridas, el asfalto caliente y la vegetación que literalmente desgarra el suelo de la ciudad para hacerse paso.

En apenas 2 semanas visitamos Cancún donde nos bañamos en las playas del Caribe y nos hicimos amigos de todos los gatos de Colonia Donceles, después recorrimos la árida carretera que baja desde Tijuana a Ensenada siempre bordeando el mar, este no tan azul, no tan cálido, para llegar a Valle de Guadalupe donde se junta la aridez desértica y verdes viñedos mientras caen los atardeceres rojos sobre sus montañas.

Finalmente una semana en Ciudad de Mexico, una de las ciudades más vibrantes, cools, cosmopolitas, y vivas en las que he estado nunca, me atrevería a decir la más, o por lo menos ahora mismo sin duda lo es.
Salir a la calle es un síndrome de Stendhal continuo, al menos para mi que suelo encontrar el máximo exponente de la belleza en el caos más absoluto.

Y así es esta ciudad, un caos visual del que no te cansas nunca, sensorial hasta el extremo, y nocturna, muy nocturna o al menos nosotros disfrutamos con nocturnidad y alevosía por sus calles a ritmo de Mezcal.
También dibujamos con acuarelas a los pies del Museo Tamayo, nos perdimos en el color, la luz y las formas de la Casa Barragan, conocimos gente increíble que nos hicieron sentir en casa, y comimos por encima de nuestras posibilidades por puro ansia de querer probarlo todo, nos sentimos habitantes de nuestro propio barrio, y nos acostumbramos a las avispas en los mercados, un conductor de Uber nos trajo Marihuana a casa, y desayunamos  Rolls de Guayaba de Rosetta en el Aeropuerto.

Nunca hay suficiente Mexico, da igual la cantidad de tiempo que estes. Volveremos.

Photographer: Cecilia Alvarez @cecilia_ddvyr – ceciliaalvarezheviaarias@gmail.com